jueves, 14 de abril de 2011

EMPACHO DE CLÁSICOS

      Este mes de abril 2011 no va a pararse el mundo por las celebraciones semanasanteras, ni tan siquiera las siempre anheladas vacaciones pascuares van a romper la cotidianedidad, hasta litúrgicamente va a haber prebenda porque, señores, este año toca fútbol.
             La inminencia del primero de los cuatro encuentros que en poco más de una quincena va a enfrentrar al F.C.Barcelona y al Real Madrid invade la cotidianeidad tanto en las tabernas como en las oficinas, en la Universidad como en las comidas familiares dominicales. La sociedad futbolizada es capaz incluso de postergar el automatismo vacacional que suele caracterizar el mes de abril en España. 
            Los duelos que se avecinan en Liga, Copa del Rey y Champions League, son un material lo suficientemente exhortado por los medios de comunicación para conminar cualquier otra información que pudiera "interferir" en lo único que parece realmente importante. El fútbol es un sujeto agradecido y la exigencia de la demanda comercial desorbita el rol informativo para poder invadir la realidad de todo un país sin remordimiento de conciencia. Los aficionados al deporte del balompié alimentan su entusiamo, pero incluso los fanatismos irracionales necesitan de reposo para soliviantar tanto empacho de "partido del siglo".
            Los medios de comunicación, amparados por las "necesidades" que marca la  audiencia, pierden incluso su dignidad para alimentar la fantasía de la lucha fratricida, convencidos que nadie se va a resignar a la curiosidad y que su apuesta es incontenible. Sin embargo, el territorio puede ser árido y el desdén que puede originar esta singular coyuntura seguro, depreciará el producto por saturación.
             Que se mantenga la audiencia y el entusiasmo por los partidos dependerá del tratamiento de la información de los corifeos mediáticos. Sólo por ello sería altamente recomendable prudencia. En tiempo de crisis no hay que limitar la ilusión pero, si es cierta, la teoría de Javier Marías que el fútbol es la recuperación semanal de la infancia, actuemos todos en medida o nos toparemos de bruces con la adolescencia y ya se sabe, lo impertinente que es el acné, el espíritu rebelde incomprendido y la obligación de crecer a base de golpes.

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