viernes, 25 de noviembre de 2011

INJUSTIFICABLE LA NUEVA FORMA DE NINGUNEO PERIODÍSTICO

             Debería provocar sonrojo en esta coyuntura del siglo XXI referirse a la objetividad al mentar  la labor profesional del periodista. Debería ser aniquilado totalmente el axioma de objetividad en los estudios de periodismo, ignoro si ya es así, pero la simple observación de la realidad convierte en caduca lo que durante siglos fue una ardua pretensión.
          No importa si se examina la información deportiva, la política o la económica. Al menos en este país, resulta ya mera utopía, tal vez incluso quimera, apellidar al periodismo desde esa frialdad que debería marcar la presencia de equilibrio e imparcialidad en la profesión de “contar noticias”.
               El reciente proceso electoral estatal ha acentuado la desaparición de lo que otrora marcaba la honradez del periodista.  Ya nada nos conmociona y hemos convivido varios años con ese escaso límite que nació de forma más escandalosa en la prensa deportiva. Hoy una y otra han llegado ya a parámetros desaforados de favoritismo y/o fanatismo, si hace unos días se retrataba una la otra vaga desnuda desde hace varias temporadas.
            Sin embargo, para los que nos negamos a vivir lejos de ensoñaciones nos sigue ruborizando comprobar esta misma semana el escaso respeto al público en general de los medios y programas deportivos, inmersos en desdeñar cualquier información que enturbie el guión preestablecido de singularizar el derbi futbolístico que se disputa esta jornada liguera entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid.
          Me parece bien que se pretenda rentabilizar un acontecimiento, ya no resulta hiriente escuchar o leer versar proezas mientras se ningunea, en este caso, otros acontecimientos, otros equipos, otros duelos. Si mis datos no son erróneos “sólo” son poco más de 3 millones los ciudadanos que habitan en la ciudad de Madrid. Sinceramente, ¿merece tanto espacio este duelo?
           Y el ninguneo no se extiende únicamente a los millones de seguidores que estarán pendientes de otro equipo y otro partido que no sea el que se celebra en el Santiago Bernabéu. Ya nada es noticia, no importa cuál sea tu rival sólo vale qué pasa en Madrid.
              El exceso se expande a otros deportes. He aquí, aunque algo tardío, el motivo de mi queja.  No seré yo quien minimice el excelente compromiso de Rafa Nadal para con el deporte español, no seré yo quien reduzca su sobresaliente valor como tenista y personaje público, sin embargo, sin pretender ser chauvinista (aspecto que desdeño con rotundidad), pocos saben que un tenista español va a ser semifinalista en la Copa Máster de Tenis, porque sí entre los cuatro mejores tenistas del momento se ha colado  David Ferrer.
            En la jornada de hoy se ha exhibido la pesadumbre del deporte español  por la eliminación de esa posición privilegiada del torneo de maestros del tenista de Manacor en grado tan desorbitado que ha resultado casi irrespetuoso el escaso espacio dedicado al valenciano. Pocos minutos, pocas líneas. No, no está bien, Ferrer ha conseguido una gesta y es poco culpable que uno de nuestros héroes no le acompaña en su particular proeza. Él no tiene culpa y también merece su esfuerzo el aplauso y no el tercer plano de la información de lo que debería ser la portada en la noticia de hoy del torneo londinense.  Por ello hoy esta humilde ventana se abre y dedica a quien, tal vez sólo si es campeón (y siempre con permiso del análisis de la jornada futbolera) reciba este fin de semana la merecida ovación del deporte español.

domingo, 20 de noviembre de 2011

LA CONSTRUCCIÓN DEL NUEVO MUNDO

              Es inevitable, no lo puedo remediar, para algunos resultará una fábula, para otros una situación irrisoria, otros estoy seguro que lo comprenderán, pero a mí me sigue emocionando la ejecución de mi derecho al voto. Me conmueve estar ante la urna con mis papeletas, en ese momento yo siempre recuerdo la imagen de mi abuelo llorando cuando yo apenas era una niña y él, después de décadas de sufrimiento votaba la llegada de la democracia. Una frase fue suficiente para considerar jornadas, como las de hoy, conmovedoras “nena, vota siempre. A quien marque tu conciencia, a tu libre albedrío pero vota. En todo el mundo han luchado millones de personas durante décadas para que hoy tú puedas hacerlo”.
           Y sí, aunque a veces no es necesario ofrecer argumentos para justificar una decisión, en mi caso, el peso del consejo de mi abuelo es suficiente para fiscalizar de por vida mi participación en cualquier proceso electoral al que se me convoque.
           Votar, sí, votar con “v” y no con “b” como tan despreciativamente y con el único fin de deslegitimar a la población se han dedicado a alentar estos días algunos talibanes informativos que se vanaglorian de sus rancias ideas para avergonzar el derecho a elección que dispone cualquier ciudadano. Son corifeos mediáticos que construyen una propaganda de doctrinas que marcan un desarrollo de pensamiento político que siempre recurre a las emergencias para conceptuarse desde perspectivas que juegan con la mofa, el desprecio y el escarnio para quien no participa del rebaño que creen es el pueblo. Mostrar que este mundo cree en el ser humano es la más grande de las respuestas que podemos ofrecer a este elenco de fariseos.
              Es cierto que en estos momentos la barca de nuestra sociedad (la mundial) navega entre la tormenta que ha de determinar una nueva organización social, un nuevo estado social y una nueva filosofía ética y económica.
            Las doctrinas de pensamiento, las ideologías o las creencias han determinado a lo largo de la historia distintos conceptos de estado, recuerdo casi de carretilla los estudiados que agrupábamos en la génesis (Grecia y Roma), el principio del Estado de Masilio de Padua o Hegel, el estado-nación de la revolución francesa, el estado-sociedad del positivismo, el anarquismo, el marxismo, el humanismo, el estado socialista, el estado-fuerza del fascismo o nazismo y el Estado Derecho.
           Es únicamente éste último el que configura la vida en democracia, ese que ahora es cuestionado pero que, como dijo Churchill, “es el menos malo de los sistemas políticos”. Sí señor, hay que ir a votar. Porque estamos gestando una nueva sociedad mundial.
              Si  el siglo XX fue la centuria de la confrontación y la revolución ideológica, el siglo XIX fue el de la revolución burguesa y social o el siglo XVIII el de la revolución industrial, el siglo XXI vive ahora su propia revolución. Esta coyuntura convulsa por la que transitamos nos conduce al nacimiento de un nuevo estado, una nueva sociedad, unos nuevos principios de convivencia y unos preceptos económicos no estereotipados todavía.
             No obstante, estamos confundidos. Después del “estado de bienestar”, no oteamos el horizonte con claridad y, en consecuencia, no tenemos directrices de guía para actuar. Pero tenemos que ser solidarios, creer en la fuerza humana, transformar nuestro descontento y desasosiego en trabajo por el bien común, que el sentimiento de indignación globalizado en el mundo moderno no condicione nuestra conciencia ni el futuro de nuestros hijos.  Al contrario, con estos preceptos hemos de construir que nos permitan crecer, siempre  desde la libertad, desde la esperanza en el mañana pero con la base en el análisis de lo vivido en centurias recientes pero también arcaicas. Resulta complaciente leer a Aristóteles, Platón, Darwin, Santo Tomás de Aquino, Rousseau, Fichte, Marx o Webber, por ofrecer sólo un pequeño abanico de filósofos.
            Leyendo a cualquiera de ellos en cualquier libro de historia identificaríamos esta depresión económica y social que hoy nos ahoga. Se han reiterado siempre desde que el mundo es mundo coyunturas insoportables en los inicios de una centuria, pero hoy en el siglo XXI hay un ligero pero gran cambio o novedad, disponemos de la experiencia del pasado, sabemos lo que no queremos y reconocemos, incluso los más pesimistas que la catarsis germinará en un nuevo mundo. Aceptar que eso es así y que, no sabemos si por suerte o desgracia, nos ha tocado a nosotros diseñarlo. Si aceptamos este axioma aceptaremos que edificar un nuevo mundo depende sólo de nosotros, de todos nosotros y para ello está prohibido el derrotismo y el escondite en el cascarón como fondo de pensamiento y actuación.

domingo, 13 de noviembre de 2011

CARBONERO Y SERRAT

            Ya es innegable que la comunicación ha cambiado, los aspectos cognitivos de la comunicación de masas que tan arduamente estudiábamos en la carrera de CC de la Información hace unos años, (vale, hace más de una década), no sólo se han visto alterados por el rutilante desembarco social de internet sino que  los argumentos aprendidos han quedado obsoletos por la aparición de las redes sociales.
           Eso de que todo queda impreso e históricamente impecable supone una anacronía, un error de concepto. Hoy Internet te permite rectificar, corregir e incluso alterar razones o comentarios esgrimidos en un momento determinado en una coyuntura puntual.
          En la  jornada de hoy domingo 13 de noviembre, la presencia de internet ha ayudado al periódico más vendido de España. La historia es anecdótica pero, como partícipe en humilde grado de la situación, oso  exponer a quien tenga bien haber llegado hasta este rincón de MI MUNDO.
              Despertaba el día con la lectura de la prensa en el lugar de trabajo y en esas que quedamos altamente sorprendidos el grupo de compañeros por la columna de la contraportada del diario MARCA en la que la periodista Sara Carbonero loaba la figura del portero Iker Casillas. Indiscutible e irreprochables los elogios a uno de los guardametas más importantes de la historia del fútbol pero, qué quieren que les diga, me resulta un tanto estridente que la novia elogie al novio en una columna de un medio de comunicación nacional por el que por cierto percibe unos emolumentos bastante envidiables. Vale que la vida haya llevado a la periodista a ser la pareja del protagonista pero a veces, su propia credibilidad profesional debería censurar determinados argumentos. En ocasiones las críticas a la periodista han sido desaforadas, inoportunas e incluso injustas pero otras veces, la mujer del César ha de “aparentar”. Podía haber excusado hoy Sara Carbonero hablar de su pareja sentimental, yo soy de la opinión que mejor no dar de comer a los que disponen de hambre voraz para ningunear una profesión. No hubiera pasado nada si Carbonero hubiera utilizado “cualquier” noticia de la semana para cubrir su espacio en el periódico deportivo.
              Pero, en fin, si la chica decide volver a ensamblar vida profesional y sentimental bajo la perspectiva de “que hablen de mí aunque sea mal”, allá cada cual. Eso sí, ya que te decides a realizarlo qué menos que intentar bordar el escrito que quedará para la posterioridad.
           Pues bien, comienza poéticamente la opinión de Carbonero “caminante, son tus huella el camino y nada más, caminante, no hay camino, se hace camino al andar (Serrat)”. Vamos que la periodista atribuye uno de los poemas más carismáticos y populares de uno de los mejores poetas que ha dado este país (Antonio Machado) al cantante Joan Manuel Serrat que únicamente se dedicó (y excelentemente por cierto) a  “musicalizar” la poesía del literato andaluz. Un error obvio.
           Era inevitable puntualizar la situación y, cómo no, era sugerente incluirlo en “twitter” y conocer las reacciones del público (lo siento, casi definitivamente me ha seducido esto de utilizar 144 caracteres para opinar del mundo ante el mundo). En esas andábamos cuando comenzaron a arreciar las críticas y comentarios contra para esta humilde periodista cuando el desarrollo de los hechos me lleva a pensar que no fui ni mucho menos la única persona en denunciar tan craso error.
               Como avanzaba la mañana el comentario inundaba ya las redes sociales. Fue en ese momento, poco después de las 13.00 horas cuando el diario MARCA corrige en su web el error y atribuye la autoría de “Cantares” al único que dispone de ella, Antonio Machado. Y como rectificar es de sabios, mi enhorabuena al periódico por recoger la denuncia tan aforadamente extendida. A veces un poco de cultura general es tan indispensable como unas piernas largas para una modelo o una fotogenia espléndida para una presentadora.

viernes, 11 de noviembre de 2011

PARÓN DE LIGA PARA ESTO

            Va a resultar casi un sacrilegio confesar cómo me aburre extremamente ahora, en pleno mes de noviembre, un partido de la selección española. Por muy campeona del mundo que sea. ¿Parar la liga para esto?
            Ustedes disculpen pero puede ser motivante para las arcas de la Federación un partidito en Costa Rica pero, sinceramente, si alguien encuentra algún atractivo futbolístico al evento estaría encantada de conocer sus argumentos. Ni tan siquiera la curiosidad por ver a tal o cual jugador desenvolverse entre los mundialistas resulta suficientemente seductor, y más si analizamos lo poco amigo que está resultando ser el seleccionador nacional a cambios que motiven un poco al aficionado.
              No voy a entrar a discutir ni la personalidad ni los conceptos futbolísticos con los que ha impregnado el combinado nacional Vicente del Bosque  (heredero de un conjunto configurado ya en la Eurocopa que, recordemos, ganó España con Luis Aragonés en el banquillo), pero aun aceptando estas premisas, resulta un tanto desconcertante observar el poco apego a  novedades del seleccionador para con sus convocatorias.
              Era ésta una buena oportunidad para comprobar cómo se las apañarían vestidos con la “roja”  futbolistas con actitud y estado presente óptimo, como el valencianista Roberto Soldado, o bien, jugadores con futuro esperanzador y que todavía cohabitan en la sub’21 cuando se otea su incuestionable poder para dirigir el equipo español en unos años, como el joven Muniaín. Personalmente me hubiera gustado que la selección ofreciera cosas nuevas, dice un amigo que “hasta del caviar se cansa el hombre”, pues sí.  Y más si el caviar a veces te lo tomas con cervezas y no acompañado de champagne o cava que sería lo más oportuno.
           No señor, esta vez creo que es criticable la actitud del seleccionador en este parón competitivo de liga. Muchos equipos y futbolistas hubieran agradecido una brisa nueva en un conjunto que ve cómo algunos de sus campeonísimos tendrán complicado llegar al siguiente mundial en nivel competitivo adecuado.  Queda muy bien el homenaje a los internacionales “centenarios” pero también hubiera quedado muy bien observar nuevos rostros en el equipo que, al fin y al cabo, es el equipo que representa a todo el fútbol nacional.
         En fin, como factor positivo queda personalmente poder observar una vez más el majestuoso, impresionante y excelente recinto deportivo que es el estadio de Wembley, uno de los estadios más espléndidos y de mayor cariz simbólico  en el universo futbolístico. Puede que, con la morriña de recuerdos imborrables vividos en el mítico campo de fútbol inglés, la nostalgia me robe la mirada de reojo siquiera unos instantes en el encuentro entre España e Inglaterra del sábado 12 pero, señores, un Costa Rica-España. Uff, será difícil que siente a alguien ante el televisor.
            Allá la Federación, sólo un reparo que, ni mucho menos pretende ser ni consejo ni dictamen, la gallina de los huevos de oro también sucumbe, su vida más o menos larga depende del mimo, el trato y la consideración con la que se le  crie o malcríe. Y de eso sólo su dueño es responsable.

Seguidores