lunes, 20 de agosto de 2012

MI RECOMENDACION LITERARIA DEL MES "LAS FLORES DE BAUDELAIRE" DE GONZALO GARRIDO


El beneficio que ofrece la literatura es sugestivo en tiempo de declive para relativizar la tan manida crisis y evadirse entre paisajes, retratos e historias. No obstante, la negatividad también hace proliferar historias que se asientan en la banalidad, novelas que disponen de la simpleza que encumbra como best-seller cuentos largos que en otras épocas, en otras exigencias, no supondrían punto de reparo para el lector.

En el cambalache que impregna el espacio literario actual, donde ocupa igual lugar en puesto de ventas un libreto de autoayuda (la mayoría muy respetables aunque  también se cuelan muchos obtusos y simplistas) que una obra de época, no es fácil discernir el ejemplar que puede referenciar un momento, una historia, un autor.

En Las Flores de Baudelaire el retrato del Bilbao de comienzos del s.XX, la agilidad de actuación del protagonista, o la sorpresa continua como argumento deja la impronta de descubrir una obra que puede catapultar a un nuevo autor a ese universo de nebulosa que representa la literatura.

Es importante la sugestión personal y eso tan difícil de disponer como es la coyuntura óptima para afrontar una lectura que ofrece un paisaje de ambición y prosperidad en un momento de crisis generalizada. Tal vez por ello, el regusto que personalmente ha posado en mi Las Flores de Baudelaire deja que este comentario sea sobretodo subjetivo con poca tizna de espíritu crítico. Pero a veces, muchas veces, la mejor obra reposa  su grandilocuencia en el ánimo en la que afronta su lectura el lector y la sugestión con que lo cautivará.

Las Flores de Baudelaire han sido el rescate ideal de evasión de este verano convulso de 2012. Su lectura ha supuesto esa brisa fresca que ofrece la agilidad de la narración con la que Gonzalo Garrido prende al lector. El paisaje de ambición que ofrece el autor para diseñar la línea argumental se enlaza con la codicia de sus personajes y el retrato de una sociedad señorial pero grotesca, noble pero egoísta, nueva pero envilecida por ese anhelo incesante que surge en quien pretende vivir y manejar el mundo desde una atalaya.

La novela de Gonzalo Garrido supone también un homenaje a los amantes de esa renacida ciudad que es hoy de nuevo Bilbao. La villa que durante décadas representó para el Estado la referencia europeísta. De forma sutil ese modelo inspirador aparece de forma tendenciosa en la obra, puede que para diseñar mejor la historia impregnada de ese sabor a intelectualidad y prosperidad de los inicios de siglo XX.

Por todo ello, recomiendo la lectura de Las Flores de Baudelaire después de percibir que con esta novela se puede contribuir al reconocimiento de un nuevo y esperanzador natalicio, el de Gonzalo Garrido al universo literario nacional del siglo XXI.


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