miércoles, 31 de octubre de 2012

EL DESPRESTIGIO DEL PERIODISMO DEPORTIVO

                “Empecé con deportes, que durante muchos años fue una vía de entrada para los que no teníamos titulación, ni ganas, ni tiempo para conseguirla”. Con esta declaración de Andreu Buenafuente en una entrevista en el magazine Jot Down (www.jotdown.es) renace el fantasma tan manido de que la sección de deportes en los medios de comunicación es el “cajón de sastre” donde se agrupan los “aprendices” de periodista.

          En pleno siglo XXI y cuando los estudios de ciencias de la información y comunicación audiovisual son una opción en las universidades, parece subsanada la afirmación real que ofrece Andreu Buenafuente. Sin embargo, el pasado sigue envileciendo con demasiada asiduidad la sección de deportes de los medios. Muchos conceptos todavía se basan en esa idea de considerar sólo un buen locutor o un aficionado informado a quien forma parte de la redacción de deportes en un medio para ejercer la profesión de contador de noticias.

domingo, 14 de octubre de 2012

LA AUSENCIA DE LA “EDUCACIÓN VIAL” DE LOS CHUCHOS Y SUS AMOS


                Todos aquellos amantes del mar que disponemos la suerte de residir en su proximidad y utilizar como refugio los paseos por la orilla al finalizar una estresante jornada o, simplemente para finalizar con la serenidad de la contemplación de sus paisajes un fin de semana de asueto, tenemos un problema que envilece muchas veces las caminatas a la orilla del mar: los perros.

          Sí, los perros, aunque tal vez deberíamos nombrar como causantes de este rechazo a los amos de los perros que permiten que sus chuchos deambulen por la playa a sus anchas. Eso supone, que el can se acerca a quien se le antoja para olfatear sus pies. Eso si hay suerte, porque hay veces que no se conforman con ello y lo que hacen es directamente lamerte los pies o calzado lanzándote sus babas.

          Cierto es que llegado a este punto no puedo obviar mi fobia a los perros, sentimiento que me lleva en ocasiones a protagonizar comentarios del estilo  de “exagerada, histérica o simplemente insensible”. No voy a ser yo quien me autocalifique porque, si es cierto que si no te gustan “determinados” animales eres una insensible, reconozco que yo soy un témpano en referencia a la raza canina.

           Pero cada quien es cada cual y piensa y siente como puede o le dejan y eso no sería inconveniente para nada ni nadie si se respetasen unas normas básicas de convivencia, o mejor, si toda la gente dispusiera en su catálogo de valores de los principios que nos enseñaban en aquella asignatura que se cursaba en EGB y que respondía al nombre de “educación vial”.

           Yo puedo incluso entender que los chuchos que se te acercan mientras paseas no son “peligrosos”, pero depende de qué significado se le dé a este calificativo. Para mí que un perrito se me acerque a lamerme los pies ensuciándome con sus babas es peligroso, no sólo por mi fobia sino porque me repela y me da cierta grima ese babeo.

            Y el colmo es cuando, desde lejos porque ni tan siquiera se digna a acercar para disculparse, su “racional” amo te dice “tranquila, si no hace nada”.

¿Que no hace nada? Y llenarme de asquerosas babas qué es.

           El día que yo quiera “soportar” el “cariño” de un perro lo haré a motu propio y no encorajinada por como un chucho se ha empeñado en amargarme un gratificante paseo.

miércoles, 3 de octubre de 2012

DIA INTERNACIONAL DE LAS PERSONAS MAYORES


            Esta semana se ha celebrado el Día Internacional de las personas mayores. Este tipo de jornadas tienen un efecto muy relativo a pesar de la razón de concienciación social con la que nacen, sin embargo, a veces sería justo parar a atender emocionalmente el argumento de su creación.

              Referirse a las “personas mayores” parece sensiblería en una coyuntura donde sólo parece marcar tendencia la práctica, la imagen y la lozanía, lo nuevo y flamante.  Esas aspiraciones son precisamente las que están envileciendo a la sociedad, el respeto a quienes han construido esta realidad debería ser eterno y no caduco y descatalogado. Así se sienten las personas mayores en un mundo donde se “castiga” al enfermo, donde la inmediatez no entiende de emociones acunadas en recuerdos, donde el ayer no dispone de ningún valor respecto al mañana.

             Cuán equivocada vive la población si no es capaz de acunar los sentimientos de quienes disponen de la sapiencia que sólo entrega la experiencia. Pocos son los capaces de sentarse junto a los abuelos para escuchar atentamente sus vivencias, a veces envueltas de espíritu aventurero irreal pero siempre novelescas en exposición. Pocos son los audaces que quieren recoger el testimonio de luchas, aspiraciones y sueños de quienes germinaron nuestra propia vida. Pocos, muy pocos son los que quieren acompañar en la mirada atrás de quien vive más en pasado que en futuro….pocos somos valientes para parar un día de estrés profesional y emocional para acompañar a quienes mejor nos mesan los cabellos, a quienes con ojos vidriosos observan más que hablan,  a quienes prefieren vivir entre memoria temerosos de mirar en porvenir la proximidad de la parca.

              Personas mayores, ese apelativo que nadie quiere ostentar pero que todos deseamos adquirir porque será el resultado de haber dispuesto de una larga vida en experiencias, disfrutes e incluso disgustos.

               Personas mayores, el colectivo más generoso existente en esta mercantilista sociedad del siglo XXI , convivir con ellos es engrandecer el alma y alimentar de verdad y emoción el espíritu, factores indispensables para recuperar la pérdida de humanidad que parece devorarnos.

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