domingo, 22 de abril de 2012

La solidaridad y la ternura en "EL DIA MENOS PENSADO"

               En momentos de crisis de valores, de derrumbe económico y declive de principios debería ser un factor unificador la solidaridad.  La fuerza del colectivo ha de ser innegable para no quebrar los parámetros de unión, colaboración, adhesión, apoyo, etc. En esos parámetros trabajan varias ONG y muchas asociaciones, los últimos días he podido descubrir el trabajo de una de ellas, AVAMA (Associació d’Amics i Parents de Malalts d’Alzheimer).
            Mi elogio para quien tiene entre sus objetivos se encuentra priorizar el objetivo de la sensibilización  social ante el problema de dependencia que genera una enfermedad que afecta, sólo en Espanya, a más de 6 millones de personas.

            El trabajo silencioso de AVAMA no se acompanya de sofisticados mensajes, sus miembros, conscientes de cómo esta patología que afecta al deterioro cognitivo y el trastorno de la conducta del paciente de Mal del Alzheimer, lleva intrínseca el desgaste psicológico que genera la pérdida progresiva de memoria y otras capacidades mentales trabajan para minimizar, o al menos suavizar el quebranto continuo que su presencia dispara no sólo para el enfermo sino también para familiares, amigos, cuidadores, Para todo aquel que convive con la enfermedad….

             La Federación de l’Associació d’Amics i Parents de Malalts d’Alzheimer Alzheimer, en su empeño por divulgar actividades de ayuda y voluntariado actuó la pasada semana junto a la Diputación de Valencia, y  la Asociación Profesional de Periodistas Valencianos, (una entidad que trabaja para dignificar el rol del periodismo en la sociedad y que pretende también abrir caminos de interrelación con todos aquellos colectivos sociales que como AVAMA trabajan en la mejora del bienestar de la ciudadania)  en el acto de  apadrinamiento de “El Dia Menos Pensado” del filólogo valenciano Alberto Gimeno.

          Un relato cautivador, real, dramático pero gratificante en el que Alberto Gimeno nos describe cómo pellizca el corazón de forma constante comprobar como merma sus facultades un padre, una madre, un abuelo, un tío, …La ley natural de la vida casi nos “obliga” a mimar a nuestros hijos y a buscar el sosiego en nuestros mayores. Por eso duele el alma ver alterar el ritmo vital y ser tú el cobijo de quien ha sido tu protector, tu mentor, tu educador o tu guía en el camino de nacer y crecer.

        En EL DIA MENOS PENSADO, “Un viaje al Corazón del Alzheimer”,  Alberto Gimeno relata esos momentos en el que los recuerdos se difuminan  y una nebulosa sustituye a la memoria. Cómo lo vive y siente el enfermo y cómo lo  vive y siente su entorno, en el libro es Mario Martin el personaje donde refleja su desgarrador sentir el autor que vivió la experiencia de ver sufrir la enfermedad a su madre y su tía.

     La novela  es un relato íntimo pero abierto a la sociedad y al mundo, una utilización excelsa de la literatura para contar, sentir y hacer sentir. Lo que el autor ha definido como una  “necesidad de recuperar la propia memoria como hijo y cuidador de dos enfermas de Alzheimer”, “una necesidad de iluminar y dar sentido al dolor y al cariño” que le forzaba a sufrir lo que adjetiva como “una condena” por el desgaste físico y emocional que afecta tanto al enfermo como a quien comparte el deterioro del ser humano tan próximo.
     
En definitiva,  “El día menos pensado” es una novela por cuyo nacimiento la sociedad ha de agradecer la luz que ofrece el autor y el trabajo de la editorial ALREVES, implicada en el trabajo de personalizar y humanizar algo tan vivo como es la literatura.

   Una historia tan viva que su lectura engrandece el espíritu de esperanza; por ello, mi recomendación a su lectura en las vísperas del Día del Libro de 2012

jueves, 5 de abril de 2012

EL TEMOR AL FRACASO COMO ESCUDO

             Que la sensación de euforia permanente es hiriente es tan real como que el elogio debilita; sin embargo, curarse en salud o poner la tirita al enfermo antes de producirse la herida, al menos en deporte (como en otros ámbitos de la vida) provoca reacciones contrapuestas al mensaje diáfano y esclarecedor de los hechos y las sensaciones.
         La falta de ambición o la comodidad es sangrante en determinados colectivos generadores de pasiones y emociones. La positividad de la que carece la cotidianeidad requiere de estímulos optimistas, algunas entidades han aceptado el reto y han conseguido incluso catapultar a ciudades enteras en pro de una ilusión. Otros sin embargo, han preferido acomodarse en su espacio y defenderse “panza arriba” con aires proteccionistas desorbitados.
           Cuando la exigencia del cumplimiento de un objetivo es la única forma de liberación sonroja la actitud de protagonistas activos negando el fracaso por el reto no conseguido. Se les olvida que la negación del fracaso general la ausencia del concepto éxito. Sin alegría no hay tristeza, sin dolor no hay placer, sin estímulos….la vida no tiene alicientes.
        Es por ello que, en esta coyuntura, sean los equipos más elogiados aquellos que actúan extramotivados. Sin alicientes el equipo se anestesia y la afición perece adormilada.
         En estos extremos contrapuestos afrontan su presencia en competición europea Valencia CF y Athletic Club. El conformismo de unos acomodados en la cantinela de haber cumplido los “deberes” propuestos al inicio del curso deportivo se contrapone a quien acepta el reto desde una perspectiva próxima a la euforia.
           Ambos equipos afrontan un mismo encuentro, unos cuartos de final de la Liga Europea, no obstante, sorprende cuan alejados viven los ánimos de unos y otros.
           Sin duda, una vez más se reafirma que esta vida es para valientes, y éstos no son sólo los que dan un paso al frente sino aquellos que saben cuándo y cómo han de alejarse, decir adiós y marchar, antes que el fracaso envilezca para siempre una trayectoria.

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