Pocos preveían aquel
mes de junio de hace exactamente 10 años, cuando se inauguraba la Ciudad
Deportiva del LevanteUD en Buñol, que el futuro de la entidad podría ser tan
deleitoso como ha sido lo vivido el último lustro por la parroquia granota.
Sin embargo, a pesar de
que en esta sociedad actual solo la élite es lo que ofrece perspectiva de
existencia, el callado trabajo merece el reconocimiento de cuantos requieren
únicamente del triunfo de la felicidad del entorno.
Y esa dicha es
contemplar diariamente a centenares de niños y jóvenes vestir la camiseta
azulgrana del LevanteUD en los terrenos de juego de una escuela que esta
temporada futbolística lustra su página de vivencias con el reconocimiento de
la victoria. Ese triunfo que abre más en ilusión la esperanza en el trabajo
cotidiano de la factoría granota.
Una instalación nacida
bajo las críticas por su ubicación, a 40 km.de Valencia y a sólo unos metros de
una impresionante cementera con visos de contaminación ambiental pero una de
las iniciativas más elogiosas que sería injusto desvincular de sus únicos
verdaderos impulsores, Pedro Villarroel y Ángel Rubio.