lunes, 29 de diciembre de 2014

LLEGA EL MOMENTO....ADIÓS


      Superada la época de exagerada nostalgia que representan las Navidades, ahora, con la llegada del cierre a todo un año, toca reflexión. Pero, en contra de lo que indican algunos psicólogos, este cambio no siempre representa una alteración del estado anímico, más bien, en determinadas coyunturas, es todo lo contrario, e incluso engrandece el sentimiento de morriña.
      La psicóloga Miriam González de Pablo describía así hace unos días  la, muchas veces, pesada época navideña: “es una época de gran actividad emocional, Nochebuena y Navidad son los días que tienen un mayor componente familiar y de morriña, el fin de año tiene un carácter más introspectivo y supone un momento de evaluación personal, de lo que se ha hecho, se ha conseguido y hacia dónde queremos ir. Finalmente los días previos a los Reyes Magos son jornadas de ilusión”.
 
     Resulta curioso que sea en una época definida desde el consumismo y diseñada por valores religiosos, la que exacerbe las emociones incluso en las personas más escépticas.       
 Sin embargo, es inevitable. 

      Las ausencias se transforman en dolor en la época navideña. Por razones reales o subjetivas, los adioses son más dolorosos cuando miras alrededor y en el hoy divisas la falta de ese ayer. Puede que, incluso no fuera perfecto en su momento pero, todos sabemos cómo los recuerdos, con el paso del tiempo, son tan selectivos que hasta tienden a catalogar de maravillosos, algunos ratos vividos con angustia.
       La imagen del ayer siempre es en color y las ausencias por todas esas personas queridas que, bien marcharon con la parca o bien, eligieron otros senderos donde caminar, inevitablemente provoca dolor.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

POR QUÉ SER FELIZ EN NAVIDAD


     Poco más de veinte años, formación educativa en diferentes sectores, trabajos en servicios distintos, lugares varios, pero la maldita crisis le indujo a marchar. Dejó familia, ilusiones y ese sueño de jugar en categorías superiores con su equipo de fútbol más reciente, años en pro de un ascenso que, tras conseguirlo, no ha podido disfrutar. Decidió partir para buscar alternativas donde diseñar un futuro profesional y dibujar una perspectiva personal de una vida por construir.
     Marchó de las islas pitiusas para formarse (sí, otra vez estudiar, trabajar, aprender, crecer…) en las islas británicas. El periodo era corto pero largo, lejos del entorno, el hogar, la familia, los amigos, cada día se hace eterno y, sin embargo, la distancia hace imposible el olvido.

     Luis ha encontrado nuevos amigos, entrena con un equipo de la localidad para mantener la forma y dedica largos ratos al estudio del inglés, hacer turismo y formarse con la esperanza de encontrar el camino que la coyuntura española le ha cerrado.

     Son los jóvenes de hoy chavales altamente cualificados. No solo andan sobradamente preparados sino que disponen de un bagaje formativo que, muchas anteriores generaciones intentamos conseguir sin lograrlo.

     Estos días, Luis vuelve a casa. Desde una lejanía de más de 2000 quilómetros escuchó las palabras del presidente Rajoy sobre el fin de la crisis y la celebración de las navidades de la recuperación. No lo siente así Luis.

domingo, 21 de diciembre de 2014

LA VIDA PESA

     Navegar hacia mar abierto un rato largo extenúa. Así también, a veces, vivir la vida agota. Bonita, única, insustituible, la vida es bella, pero no siempre se disponen de las fuerzas para subir a la meta, aislarse de coyunturas,  relativizar preocupaciones, domesticar sentimientos.
La vida pesa.  
     Un gesto la idolatra, una palabra la hace grande, un momento la convierte en única. Un paisaje, un horizonte, una (o varias) personas son invitaciones a amar la vida. Razones para luchar, excusas para agudizar la voluntad de ver el brillo del sol cada amanecer.
      Pero a veces faltan fuerzas. Desde la atalaya de una privilegiada vida con salud óptima, entorno apacible y/o problemas superables, es insultante el llanto jeremíaco.
 
        Y sin embargo, la vida pesa. El corazón llora sin razón, añora aquel lugar donde se fue feliz, extraña a aquella persona. Morriña del ayer, sufrimiento por la incerteza del futuro y se nos olvida que el hoy es ahora y solo el presente puede ser vivido.
     Los momentos son irrepetibles y los afectos son cambiantes. Y mientras tanto, la vida pasa. Y se buscan motivos pero a veces solo se encuentran decepciones.

jueves, 11 de diciembre de 2014

PRESENTACIÓN DE "MANOS SUCIAS", UNA HISTORIA IRREAL QUE SE PARECE DEMASIADO A LA VERDAD


      El pasado viernes se presentó en la librería Cosecha Roja de Valencia el libro MANOS SUCIAS del escritor y periodista Carlos Quilez editado por Alrevés. Una novela que, como indica su autor, “se parece demasiado a la verdad” y que, entre otras alertas, emite con claridad el mensaje de la necesidad de transformación y regeneración de la sociedad actual, si no queremos que esa eclosión final del argumento del libro con la evidencia de la relación directa entre corrupción política y crimen organizado supere en la realidad la ficción de la novela de Quilez.

     Porque la trama policial en la que se desenvuelve Manos Sucias establece demasiadas similitudes con la coyuntura que se vive en España, muestra cómo los corruptos van por delante de la sociedad, cómo, en ocasiones, el mal se impone al bien y cómo los delincuentes con potencial económico y político compran casi todas las voluntades.

      Como indica el autor, el daño de la delincuencia de moqueta al Estado es enorme” entre otras cosas, porque el problema “no es que la corrupción afecte y llegue a la mafia, lo duro es que esa relación, en nuestra coyuntura actual, llega al pueblo y a todos los ámbitos de la sociedad”.

      En este sentido, Manos Sucias, con su turbador final, te conduce a una reflexión, “cuánto habrá detrás de las grandes noticias y de cuánto no nos enteramos ni enteraremos”.

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