Superada
la época de exagerada nostalgia que representan las Navidades, ahora, con la
llegada del cierre a todo un año, toca reflexión. Pero, en contra de lo que
indican algunos psicólogos, este cambio no siempre representa una alteración
del estado anímico, más bien, en determinadas coyunturas, es todo lo contrario,
e incluso engrandece el sentimiento de morriña.
La
psicóloga Miriam González de Pablo describía así hace unos días la, muchas veces, pesada época navideña: “es
una época de gran actividad emocional, Nochebuena y Navidad son los días que
tienen un mayor componente familiar y de morriña, el fin de año tiene un
carácter más introspectivo y supone un momento de evaluación personal, de lo
que se ha hecho, se ha conseguido y hacia dónde queremos ir. Finalmente los
días previos a los Reyes Magos son jornadas de ilusión”.
Resulta
curioso que sea en una época definida desde el consumismo y diseñada por
valores religiosos, la que exacerbe las emociones incluso en las personas más
escépticas.
Las
ausencias se transforman en dolor en la época navideña. Por razones reales o
subjetivas, los adioses son más dolorosos cuando miras alrededor y en el hoy
divisas la falta de ese ayer. Puede que, incluso no fuera perfecto en su
momento pero, todos sabemos cómo los recuerdos, con el paso del tiempo, son tan
selectivos que hasta tienden a catalogar de maravillosos, algunos ratos vividos
con angustia.
La
imagen del ayer siempre es en color y las ausencias por todas esas personas
queridas que, bien marcharon con la parca o bien, eligieron otros senderos
donde caminar, inevitablemente provoca dolor.
El mundo avanza, el atrás va dejando muchas huellas porque cada vez el camino es más empinado, casi siempre, lo hacemos descalzos e inevitablemente, cada pisada deja una herida.
Sin
embargo, puesto que ya hemos superado esos días, será mejor intentar pasar
página porque, según Miriam González de Pablo, ahora es el momento del balance
y la reflexión.
Pero,
¿cómo se reflexiona sin recordar? En la actual coyuntura, quién puede mirar
atrás sin aflicción.
El mundo avanza, el atrás va dejando muchas huellas porque cada vez el camino es más empinado, casi siempre, lo hacemos descalzos e inevitablemente, cada pisada deja una herida.
Es
fantástico sumar experiencias y años, pero amontonar decepciones, ausencias, desilusiones y desengaños también
resulta irremediable. Y eso araña incluso los corazones más acorazados.
Hay
años en los que no pasa nada y la rutina se alterna con algunos momentos
entrañables. Pero hay otros doce meses en los que pasan tantas y tantas y
tantas cosas.
Años
donde el vaivén emocional es permanente y la rutina es sustituida por la singularidad
de cada día. A veces, vivimos épocas donde estamos en permanente montaña rusa y
casi continuamente están alteradas las emociones, son esas veces en las que
solo ansias un equilibrio, una paz.
No
ha sido 2014 un año fácil. Se pudieron cumplir algunos sueños cimentados en
edades tempranas, se vivieron algunos
ratos extraordinarios en soledad y con compañía, se visitaron lugares
entrañables, rincones donde siempre se es feliz y sitios donde nunca logras
serlo, se vivieron momentos que escribieron páginas en color en el libro
personal de vivencias, se hizo presente el hombro de aquella imprescindible
amistad, pero también fue inevitable, fueron inevitables, tantas cosas…
Imposible
no mirar alrededor con nostalgia, anhelar aquel hogar, extrañar esa rutina, perseguir
aquel reto, echar en falta aquellas palabras, esperar con ansia esos mensajes,
llorar aquella distancia.
Y
sin embargo, hay que seguir intentándolo, buscar excusas, diseñar nuevos
caminos, abrir senderos, recuperar esos amigos que, a pesar de tus intentos no
marcharon en época de crisis…La vida pesa, la incertidumbre de la cotidianeidad
golpea, hay miedos y dudas, pero el mundo sigue rodando.
Miras
adelante, te asomas a ese nuevo año y sueñas con ganar batallas, superar
barreras, derribar murallas, recuperar afectos, disponer de esa mano siempre
tendida, recoger los frutos de la siembra, cerrar libros aún con páginas no
escritas ni leídas, porque siempre hay algo por lo que luchar, pequeñas cosas
que disfrutar, momentos que aguardar, personas por las que seguir…
Los
años pasan, algunos pesan, pero hay que intentarlo, siempre hay que intentar
hacer feliz a alguien cada día…..aunque ese alguien seas tú mismo.
A veces, incluso lo consigues….
¡¡¡FELIZ
AÑO 2015!!!