Poco
más de veinte años, formación educativa en diferentes sectores, trabajos en
servicios distintos, lugares varios, pero la maldita crisis le indujo a
marchar. Dejó familia, ilusiones y ese sueño de jugar en categorías superiores
con su equipo de fútbol más reciente, años en pro de un ascenso que, tras
conseguirlo, no ha podido disfrutar. Decidió partir para buscar alternativas
donde diseñar un futuro profesional y dibujar una perspectiva personal de una
vida por construir.
Marchó
de las islas pitiusas para formarse (sí, otra vez estudiar, trabajar, aprender,
crecer…) en las islas británicas. El periodo era corto pero largo, lejos del
entorno, el hogar, la familia, los amigos, cada día se hace eterno y, sin
embargo, la distancia hace imposible el olvido.
Luis
ha encontrado nuevos amigos, entrena con un equipo de la localidad para
mantener la forma y dedica largos ratos al estudio del inglés, hacer turismo y
formarse con la esperanza de encontrar el camino que la coyuntura española le
ha cerrado.
Son
los jóvenes de hoy chavales altamente cualificados. No solo andan sobradamente
preparados sino que disponen de un bagaje formativo que, muchas anteriores
generaciones intentamos conseguir sin lograrlo.
Estos
días, Luis vuelve a casa. Desde una lejanía de más de 2000 quilómetros escuchó
las palabras del presidente Rajoy sobre el fin de la crisis y la celebración de
las navidades de la recuperación. No lo siente así Luis.
Como
ocurre a tantos integrantes de una maltrecha sociedad que, de nuevo, rodeada de
la euforia del consumismo afronta el periodo más caro del año con una cartera
maltrecha y un futuro desesperanzado.
Y
sin embargo, ser pesimista estos días parece prohibido. Hay que reír, cantar,
beber, comer, bailar y gastar, incluso el dinero que no tienes. No importa la
ausencia de humor, la apatía general, la escasez de fuerzas para cantar o bailar.
Durante las navidades solo se puede ser feliz.
Pero
¿qué es ser feliz?, ¿disponer de salud?, ¿tener trabajo?, ¿que te toque la lotería?
Los
proxenetas mediáticos nos ofrecen todo un catálogo de opciones para escoger,
pero “cada uno es como es, cada quien es cada cual, y baja las escaleras como
quiere” según canta Joan Manuel Serrat
Por
eso, que nadie nos mande como ser feliz, abrazar el personal ideal es conseguir
vencer los miedos, mantener sentimientos y compartir momentos sublimes donde y
con quien quieres.
No obstante, estos días Luis como tantos y tantos otros será feliz porque podrá sentir junto a su
familia, sus amigos, en su hogar y su entorno. Aunque siga sonriendo cuando oiga hablar de
fin de crisis a personajes misóginos de prosa falaz y actitud inmisericorde con
la mayor parte de la sociedad y que, tal vez, es feliz pero.....
sin embargo y…a pesar de, muchos queremos elegir cuando ser feliz lo hacemos al preferir:
“querer a poder,
palpar a pisar,
palpar a pisar,
ganar a perder,
besar a reír,
bailar a desfilar,
y disfrutar a medir.
Prefiero volar a correr,
hacer a pensar;
amar a querer,
tomar a pedir,
antes que nada soy... partidario de vivir.”
besar a reír,
bailar a desfilar,
y disfrutar a medir.
Prefiero volar a correr,
hacer a pensar;
amar a querer,
tomar a pedir,
antes que nada soy... partidario de vivir.”