miércoles, 17 de junio de 2015

PORQUE TODOS TENEMOS UN ÁNGEL....A MI ÁNGEL


     Moreno, cara redonda, mofletes sonrosados, así se personó aquel ángel en su vida. Amaneció muy temprano aquella mañana de junio de un día gris en una ciudad nueva,  un entorno diferente y un paisaje inusual cuando sonó la llamada que cambiaría su perspectiva vital. La coyuntura se había empeñado en ser grisácea desde hacía varios meses. Los problemas en el trabajo se vincularon inesperadamente con el estado emocional, su perspectiva personal, sus anhelos y sus inquietudes, sus fantasías y sus límites.

     Los sueños se habían desvanecido como se escapa la arena de entre los dedos al abrir la palma de la mano. El mundo, su mundo, se volatizó casi de repente a pesar de parecer inquebrantable la fuerza de los cimientos que lo sustentaban. Sin embargo, no calibró, no supo medir, imaginó que tal vez, a veces, se puede atrapar el tiempo y vivir fantasías olvidando que los proyectos vitales tienen siempre como gran hándicap la inefable realidad. Y que, como decía Calderón, “los sueños, solo sueños son”…

     Sentada incómodamente en aquella atalaya en la que inconscientemente comenzaba a cerrarse casi de forma hermética, no vislumbraba ningún horizonte diáfano.

domingo, 14 de junio de 2015

SIN DERECHO A DEFRAUDAR

      Tan real como que vivimos un momento histórico social y político es que, hay generaciones que ahora, que por fin han asumido la responsabilidad necesaria para hacer realidad sus principios e ideas, no pueden volver a defraudar a mayores, jóvenes y lo que es más importante, a sí mismos.
      Y hablo, desgraciadamente de mi generación. Los nacidos entre finales de los 60 y principios de los 70 vivimos con edad de parvulario la transición política y social de este país. Disponíamos de un poco más de conciencia el famoso 23-F, día que algunos descubrimos que, tal vez, esto de la política, era algo que sí alteraba nuestro día a día.
      Ya con la madurez necesaria para asumir responsabilidad vivimos nuestras primeras grandes protestas a principios del siglo XXI con el “NO A LA GUERRA”; sin embargo, no pudimos (o no supimos) canalizar la impotencia de la rabia tras fracasar nuestra perspectiva profesional o nuestros sueños de vivir desde la comodidad de la clase media nuestra singladura en esta sociedad.
      Aun así, tuvimos atisbos. Ofrecimos nuestra voluntad, asomamos nuestras protestas en revueltas universitarias, celebramos conquistas sociales como nuestras, pero tal vez, solo tal vez, en nuestra singular reflexión deberíamos aceptar que muchos de aquellos logros fueron más el resultado de la lucha activa de nuestras generaciones precedentes que nuestra total implicación solidaria.

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