domingo, 16 de agosto de 2015

TAMPOCO EN EL FÚTBOL TODO VALE


      Desde 1998 el Chelsea no comenzaba la Premier League sin ganar en las dos primeras jornadas. Hoy, tras no conseguir ganar en casa en la primera jornada, ha sucumbido 3-0 ante el Manchester City. Si hace una semana fue la Dra Eva Carneiro el foco que permitía desviar la atención sobre la inoperancia técnica de un equipo diseñado para aspirar a la cima, hoy las posibles críticas al todopoderoso José Mourinho se han diluido con el anuncio del fichaje de Baba Rahman minutos después de cerrarse el encuentro liguero.

      El argumento es banal, se estudia como asignatura primordial en los estudios de comunicación, es sencillo. Buscar informaciones que encubran, en este caso, las posibles críticas tácticas, es decir, oculten o disimulen los comentarios que puedan enjuiciar la que debería ser única labor profesional de un entrenador, el trabajo técnico y táctico de una plantilla.

       Será injusto no reconocer la enorme capacidad (e incluso la genialidad psicológica) que posee José Mourinho para crear informaciones, gestionar los tiempos mediáticos y controlar aquello de “el entorno” que ya J.Cruyff hizo  famoso.

      Sin embargo, hay decisiones que, simplemente, por el contenido subliminal que representan no deberían quedar únicamente como una serpiente mediática del mes de agosto. La feroz crítica (PÚBLICA) de Mourinho respecto a la actuación de la Dra Eva Carneiro la pasada semana, no debería dejar de ser silenciada o disfrazada por el paso del tiempo y la capacidad de devorar noticias que el ritmo de la actualidad (y más el mundo del fútbol) posee.

      Esta vez, el idolatrado, a igual que defenestrado entrenador portugués, volvió a burlar todas las reglas éticas, educativas, profesionales, etc.etc. en beneficio de otras que solo él dicta y ejecuta, cual emperador de afán dominador.


       El técnico portugués olvida demasiadas veces que el fútbol ya tiene sus reglas, y que en el universo del deporte, como en la vida, a veces, no es quien hace más ruido el único poseedor de la verdad.

      La feroz, pero no por ello, premeditada, crítica vertida en la rueda de prensa posterior al encuentro contra el Swansea contra el cuerpo médico asistente en el campo de Mourinho, es mucho más que una pataleta de consentido, malcriado y tirano. Al mencionado personaje se le puede acusar de muchas cosas, pero nunca se le puede negar que todas sus decisiones están realizadas con premeditación y alevosía. De nuevo, inteligentemente volvió a utilizar a los medios para, esta vez, tratar de forma irrespetuosa a uno de los colectivos más indefensos del universo futbolístico: los médicos de equipos de fútbol.

     Y no, no es la primera vez ni el primer equipo en el que Mourinho se muestra intolerable y maleducado con un cuerpo médico. Mucho antes que la Dra Eva Carneiro ha tenido víctimas que acumular en su mochila de equipos mucho más cercanos, respetadísimos profesionales que, por una y otra razón, no sucumbieron al personalismo del portugués. Es por tanto, la actitud reiterativa del grosero personaje la que debería ser censurada.

     Desde hace años, son varios los casos que, desde diferentes ámbitos, han vulnerado demasiadas veces la dignidad del colectivo médico de los equipos de fútbol. Comentarios periodísticos, críticas de entrenadores, decisiones de club, el médico de fútbol se ha convertido en una fácil diana.  Mientras que son pocos, muy pocos, los que luchan por dignificar una profesión que, diariamente exige unas capacidades, esfuerzo y sacrificio personal que muy pocos profesionales disponen el compromiso de asumir.

     En España, desde 1989 la Asociación de Médicos de Equipos de Fútbol, AEMEF, (que ya nació como respuesta al ninguneo a que pretendían someterlos algunas instituciones) trabaja diariamente por la dignificación del ejercicio de la medicina en un equipo de fútbol. Y eso, principalmente eso, es lo que ha vulnerado Mourinho en su club los últimos días.

     La respuesta del Grupo de Médicos de la Premier League (Premier League Doctors’ Group) con la emisión de un comunicado en el que defendía la profesionalidad de los médicos de fútbol ha estado respaldada las últimas jornadas por la FIFA que, en la persona de Jiri Dvorak, también ofrecía la necesidad de la defensa de la labor profesional de los doctores. 

     Como reflejan ambos escritos, en un globalizado mundo del fútbol, tal vez ha llegado el momento de poner de relieve el papel de un médico de fútbol, que incluso en los lances de juego “tiene la obligación y el deber de asistir a su paciente”.

      El médico y el árbitro son los principales actores en la salvaguarda de la salud de los futbolistas sobre el terreno de juego. Solo ellos pueden considerar primordial la atención al futbolista, independientemente del momento en el que se desarrolla el juego.

      Por eso, es tan irresponsable, la actuación de Mourinho en esta ocasión. Porque, como indica el colectivo de doctores de la Premier, este tipo de controversias personalizadas por estos todopoderosos iconos del fútbol pueden hacer entender que la atención médica a los jugadores sea secundaria al resultado del juego”.

    Y señora y señores, ni en el fútbol debería olvidarse que “con la salud no se juega” y que siempre, el respeto, también en el fútbol, al menos entre profesionales, debería ser no solo lo primero, sino lo único.

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