miércoles, 6 de enero de 2016

EVITAR CARNAZA A LOS HAMBRIENTOS

      A veces se nos va…, simplemente se nos va….

     La represión a que se nos ha sometido ideológicamente desde las altas instituciones durante un largo periodo de tiempo en varios de los rincones de nuestra geografía nacional, hace que la llegada de nuevos pensamientos, nuevos modos y nuevas directrices políticas hayan supuesto, en algunos casos, una liberación que, en ocasiones, sí se nos pueden ir de las manos.

     En ocasiones, son solo pequeños detalles que se encargan de vociferar como grandes gestos una oposición política, económica e incluso social,  sabedora del granero electoral que todavía ofrece un rancio, pero rentable, populismo.

    Si muchos de los ciudadanos somos conscientes que, en ocasiones, es imprescindible ceder la otra mejilla y “parecer tontos”, es incomprensible que gente infinitamente más preparada ofrezca carnaza para quien gusta de cazar a cañonazos simples insectos.

    Quiero pensar que, embriagados del aire de libertad que representa haber sido sometidos a un yugo, en ocasiones, dictatorial, prepotente y soberbio de determinados sectores de determinados partidos políticos, no analizamos las consecuencias de algunos pequeños actos.

      Estoy segura que son esas algunas de las razones que han llevado a, lo que en mi entender son solo simples anécdotas, que, determinados medios de comunicación, se han encargado (llevados por intereses estrictamente particulares) de convertir en información de portada informativa.

     Porque anécdotas debería de ser la vestimenta de los Reyes Magos en la cabalgata organizada por el Ayuntamiento de Madrid, o el recibimiento por parte del alcalde de Valencia (alcalde del que estoy extremadamente orgullosa como ya he comentado en otros momentos en este rincón de reflexiones) de la cabalgata organizada por la Sociedad Coral El Micalet para rememorar un acto celebrado en la capital del Turia en 1937.


     Ambas situaciones me merecen enorme respeto, tanto los destinados a elegir y confeccionar la vestimenta de los Reyes Magos de la cabalgata de Madrid como el acto organizado por una agrupación cultural que ha sido, en demasía,  ultrajada política y socialmente en una ciudad necesitada de este tipo de colectivos.


    Sin embargo, ¿no hubiera sido mejor intentar no dar agua a sedientos de cólera, ira y violencia verbal indignados por su expulsión de los sillones de poder? Limpiar el polvo de algunas mentalidades no se consigue en seis meses y, quizás, es mejor dar tiempo al tiempo. Solo entonces esta incipiente brisa de libertad se convertirá en un imparable viento nuevo de libertad  ideológica, política y sobretodo social….. 

Seguidores