lunes, 15 de agosto de 2016

LA LECCIÓN DE NADAL EN RÍO

Rafa Nadal deja los JJOO de Rio de Janeiro con una medalla de oro más en su excelente palmarés deportivo. No obstante, el verdadero éxito del tenista mallorquín ha vuelto a ser, una vez más, su excelente competitividad y ese mensaje subliminal verbalizado hace años por el talentoso deportista porque “el éxito no es la victoria sino todo lo que has peleado por ganar”.

Rafa nos ha demostrado que, en efecto, a veces, ganar no es lo importante.

Las lesiones han mermado últimamente el nivel competitivo de un deportista excepcional que, sin embargo, cada vez es más sobresaliente y singular como modelo ejemplarizante, no solo para deportistas sino para generaciones enteras demasiado acostumbradas a rendirse frustradamente o a convertir el “laissez faire” en modus de vida.

No vamos a analizar aquí la capacidad psicológica o el manejo del “flow” interiorizado del que dispone Rafa Nadal. Expertos como el prestigioso psicólogo del deporte, José Carrascosa, ya han analizado estos valores de forma mucho más exhaustiva en artículos como el publicado en http://sabercompetir.com/ bajo el título de “Los Valores de Rafa Nadal”.

Sin embargo, sin disponer de la capacidad intelectual para analizar al personaje, como simple admiradora del manejo del estado mental de su figura, me atrevo a plasmar sobre una hoja en blanco lo que es una simple reflexión.


Porque la lección ofrecida por Rafa Nadal en el partido que lo dejó fuera de la conquista de medalla en categoría individual, va mucho más allá del éxito de la consecución de un metal en unos Juegos Olímpicos. 

Los que presenciamos el partido entre el mallorquín  y el japonés por el bronce olvidaremos muchas cosas de la competición, pero lo que tardaremos en olvidar es la lección de competitividad mostrada por un deportista que une al talento, el esfuerzo y la competitividad, el manejo prodigioso de unos valores que los psicólogos consideran primordiales para vencer: la autoconfianza, la concienciación, el manejo del flow…la mentalidad.

En una sociedad habituada a acatar sin responder, a aceptar sin comprender o a hacer sin rechistar, observar la fortaleza psicológica de un joven deportista para desterrar de su libro de valores la palabra rendición es una lección mucho más valiosa que incluir una medalla en un palmarés.

Con un 5-2 superar dos bolas de partido y ganar un set es una enseñanza para interiorizar, como sociedad y como simple ser humano. Nadal volvió a demostrar que desconoce el significado de la palabra rendición. Y esa es el mejor capítulo con el que la leyenda tenística que es Rafa instruyó a todo aquel que presenció el partido anteriormente mencionado.

Casi 500 años antes de Cristo, Confucio ya dijo: “Nuestra mayor gloria no está en caer, sino en levantarnos cada vez que caemos. Muchos siglos después el escrito William Feather escribió “el éxito es en gran parte seguir adelante cuando otros lo han dejado”.

Todas estas enseñanzas que muchos intentamos aprehender (no sin esfuerzo), tuvo el pasado domingo en la figura de un deportista del siglo XXI su mejor representante.

Muchos han sido los que hoy han elogiado al tenista por una lección ejemplarizante, una clase magistral y una actuación modélica. Porque somos demasiados los que en una coyuntura complicada o dificultosa tendemos a la rendición, para ellos hoy Nadal es, una vez más, el ídolo a seguir. 

Al amparo de “vamos”, el tenista ha transmitido el valor del poder unipersonal, la fortaleza mental y la lucha como base para la consecución del cambio, porque como bien dijo Rafa Nadal “las cosas no cambian por sí solas, las tienes que hacer cambiar y yo voy a hacer lo posible por cambiarlas”.


Sigamos su ejemplo, desterremos el meninfot y el pasotismo porque nuestra felicidad y nuestros logros dependerán de nuestra capacidad para luchar por ellas y eso solo lo lograremos si no nos rendimos.

Seguidores