domingo, 30 de octubre de 2016

HUÉRFANOS DE VOTO

La abstención con la que ayer el PSOE facilitó la prolongación como presidente del gobierno de Mariano Rajoy ha originado innumerables análisis y comentarios, aunque lo más grave es el sentido de abandono y orfandad que dejan a muchos ciudadanos de conciencia socialista (militantes actuales o pasados del otrora honroso PSOE) que jamás votarán a PODEMOS.

Una de las voces de responsables socialistas que se alzaron con mayor potencia las últimas jornadas, Josep Borrell, apuntó en una de sus declaraciones “habrá que hablar con el señor Iglesias. Muchos de los hijos de los socialistas están allí”.

Es innegable que un alto número de jóvenes que conocen la transición española por lo leído en los mismos libros donde se habla de la guerra civil, la República Española o el Imperio Romano, ha focalizado su descontento social y su despertar a la política amparados al movimiento político gestado tras un 15-M que despertó la conciencia de una sociedad anestesiada durante demasiados años.

Sin embargo, los que sí vivieron el tránsito de una dictadura a la democracia, padecieron el miedo de un intento golpe de Estado (de los de verdad, con tanques en la calle, la televisión pública tomada por militares y la gente encerrada en casa), se ilusionaron con la llegada del sufragio universal, el acceso de la mujer a la vida laboral o el avance social que supuso la llegada del divorcio a España, siguen mirando con recelo a un líder político que vocifera en lugar de hablar, que riñe en vez de armonizar y que desafía en lugar de proponer. 

Esos ciudadanos, también indignados y con muchas más coincidencias con sus hijos de las que unos y otros imaginan, ayer quedaron  huérfanos políticamente.

Ese colectivo, que sigue recelando de un líder que, alguna que otra vez, les ha culpabilizado de muchos de los actuales problemas originados (siempre según Iglesias) por no radicalizar una constitución que, en algún momento, ha calificado como “candado del 78” y “régimen de la transición”,  ha vivido con desazón la abstención socialista.

No solo se sienten traicionados (cuando uno es traicionado, es porque alguien es traidor y una verdad no debería enojar jamás) sino que, lo que es peor, se sienten abandonados, entregados, engañados y burlados.

domingo, 23 de octubre de 2016

SABER ESTAR SIENDO UNO MISMO

La generación que estudiamos EGB tuvimos la suerte de poder acceder al estudio de ética y moral. En su momento, era una de esas asignaturas “marías” que servían para subir nota y cubrir una hora lectiva de forma cómoda.

Sin embargo, en ocasiones, dependiendo de la destreza del profes@r, su estudio te permitía acceder a pensamientos y reflexiones que la vida se encargaría después de transformar en realidad práctica en determinada coyuntura, situación o momento.

Una de aquellas enseñanzas te trataba de “educar” en algo, tan abstracto, como el comportamiento correcto. Al parecer, hay cualidades educativas que se valoran por la capacidad de saber comportarse del modo correcto  en cada momento, adaptando tu acción o conducta a la exigencia del entorno o coyuntura.



 Pero, ¿cuál es el modo correcto?, ¿Hasta qué punto debes ser camaleónico en pensamiento, sentimiento o actitud? Una cosa es la educación intrínsecamente ligada a la necesidad del respeto hacia el prójimo y otra adaptar tus voluntades con el peligro de perder identidad.

Todos hemos vivido alguna vez esa angustiosa sensación de encontrarse “fuera de lugar”. El abanico de situaciones  es muy amplio.

Quién no ha sentido la incomodidad de compartir asiento en algún medio de transporte junto a una pareja de enamorados en fase álgida dulzona. Esa época donde los besos y las leves caricias te empalagan hasta casi provocarte a ti (improvisado invitado), un repentino brote diabético por proximidad a tanta miel.

viernes, 14 de octubre de 2016

EL ETERNO PACIENTE

Si (como no existe ninguna duda) lo mejor para disfrutar de la aventura de vivir es tener salud, aunque parezca una perogrullada, carecer de ella es una de las peores angustias que ofrece la vida.
Pero muy, muy cercano a ese desasosiego es disponer (casi cíclicamente) de alguna “tara” de salud que, sin ser de riesgo vital, merma, sobre todo moralmente, las condiciones de vida que, inefablemente creamos. Aún a sabiendas que, muchas veces, son los propios  pensamientos los que provocan los mayores efectos autodañinos.
Son pasajes enfermizos que, en ocasiones se van como vienen, pero que, en otros momentos dejan huella en forma de ese tipo de cicatrices que, lejos de quedar en la superficie, te pellizcan el alma eternamente. Aceptar que tu cuerpo adopta un ritmo independiente a tu programación mental, es tener la suerte de vivir largos periodos de salud, pero también otros de permanente incertidumbre.

Si es cierto que la mente programa al cuerpo, ¿por qué éste se rebela de forma inesperada envidioso de no ser el capataz que marque tu biorritmo?.
No es fácil adquirir como rutina la visita a especialistas de la medicina, hoy por esto, ayer por lo otro y más allá por un “por si acaso”.
No es necesario que la parca se empeñe en coquetear contigo para generar angustia y valorar el hoy y el ahora. A veces, envía aliados que no tienen fuerza para aproximarte a ella, pero sí condicionan la posibilidad de disfrutar plenamente de eso, tan maravilloso que es la vida.

domingo, 2 de octubre de 2016

DE LA RUPTURA DEL PSOE AL RENACIMIENTO DEL ESPÍRITU SOCIALISTA

    En estos días de final de mes, en un país con gobierno provisional (entre unas y otras se va a convertir en el ejecutivo más longevo de la historia de la democracia), mientras unos intentan hacer números para pagar recibos y sobrevivir con sueldos de miseria., otros patean la calle en busca de un trabajo porque, incluso “haciendo caso” a la ¿salvadora? opción de emprender no superan los 500 euros de ingresos mensuales, algunos se pasean por los juzgados dispuestos a “devolver” unos pocos milloncejos de euros robados a toda una sociedad, y otros están pendientes de la boda de Rociito y otros importantes asuntos banales, llega el PSOE para llamar nuestra atención. 

Los hay que hace tiempo dejaron abandonar los asuntos de la política para centrarse en los problemas de la cotidianeidad y esperar que el “laissez faire” arregle las colas en el hospital, los barracones de los niños o crezcan las posibilidades de aspirar a un trabajo digno.

También se da el caso de los que, poseídos por el ansia de devorar información, se enrabietan de impotencia y confeccionan la idea de dejar de ejercer el derecho al voto que, visto lo visto, solo supone otorgar puestos de trabajo (excelentemente remunerados) a mindundis que en otras épocas no habrían dispuesto de miras más allá que ser el delegado de su comunidad de vecinos.


Y los ahí que, con la misma impotencia de considerarse personaje pasivo, la idéntica necesidad de recurrir a préstamos para llegar a final de mes y la misma permanente búsqueda de la puerta laboral que les permita la supervivencia, mientras se saturan con estudios y barruntan proyectos, andan escandalizados por el momento político que nos ha tocado vivir.

Tan escandalizados como apasionados, conscientes de ser coetáneos de, tal vez, el momento político más apasionante del s.XXI. No en vano, muchas de las cuestiones, (de esas que parecen banales), están diseñando las bases del futuro político que monopolizará el devenir de la sociedad que heredarán nuestros hijos.

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