lunes, 28 de noviembre de 2016

TRES ANYS.....I SILENCI

        Plou, per fer més gran el mal, per pessigar més el cor, plou. I darrere les finestres el cor plora com cau l’aigua. I plora l’ànima. Perquè, el temps no repara, el temps no tanca ferides, més bé succeïx el contrari, fa grans les cicatrius i continua envaint el cor de ràbia, injusticia i, tal volta, allò pitjor que pot sentir un ser humà: decepció.

Des de fa 3 anys ( i més enllà), se’n acusa els treballadors de mooooltes coses: de callar, de mentir, de manipular, de deixar fer, però, això no és exactament real (quants treballadors engolen ordres per parar la taula als seus fills?).    No, nosaltres, els treballadors, no fórem, no som culpables, no som eixos els que manaven (de veritat), els que signaven les nostres nòmines alhora que regalaven contractes als seus amics o programaven programes especials per engrandir les despeses d’una nau que navegava cap al més gran sisme submarí mai viscut en un mitjà de comunicació.

En tots els col.lectius hi ha de tot, gent més permissiva, gent més lluitadora, gent més meninfot i gent…..gent.  Però uns i altres, els treballadors no som els que seurem a l’audiència nacional el proper 11 de gener. Els treballadors estarem a les portes de l’Audiència Nacional. Ni tan sols s’asseuran qui reialment hauria d’estar assegut en una banqueta com a culpable de la destrossa de la vida de 1600 persones i 1600 famílies, que no som més ni millors que tants milers d’extreballadors d’empreses que han fet fallida els darrers anys i que per desgràcia hi ha en la nostra societat que ens envolta. 

Però pocs d’eixos treballadors i treballadores es veiérem despatxats per un email a les 3.30 de la matinada asseguda en el lloc de treball (qui tinguérem la sort d’estar dins de la seu de Ràdio 9 en eixe moment) envoltada per la policia nacional com si fórem perillosos delinqüents.

D’això fa tres anys i tots, tots, som víctimes de la injustícia de ser ninots amb qui jugaren durant anys els polítics.

sábado, 19 de noviembre de 2016

NO ES REVANCHA ES JUSTICIA

Cuando un país acoge una lucha fratricida entre hermanos, amigos y vecinos, ésta deja huella y heridas. No seré yo quien defienda ningún acto que supuso sesgar la vida de un ciudadano, pero, cuando se produce una contienda, siempre se resuelve ésta con un lado vencedor y otro vencido y es precisamente éste quien protagoniza los más viles castigos postconflicto.

Aquellos que hace 80 años defendieron el sistema legal vigente en el país son los que, durante cuatro décadas sufrieron persecuciones, condenas, penalidades, represión, linchamientos…Todos ellos purgaron por su defensa del estado democrático en el que vivían, eran ellos y ellas quienes defendían su tierra, su familia y lo más importante LA LEGALIDAD.

Quizás por ello, el perdón subliminal que decidieron firmar vencedores y vencidos tras la muerte del dictador hace 40 años no fue suficiente para algunos de ellos que han visto juzgar ante tribunales internacionales a otros dictadores como Pinochet, Manuel Noguera, Efraín Ríos, Hosni Mubarak, Hussein, Ceaucescu y hasta el mismísimo Adolf Hitler.



Todos ellos han sido condenados internacionalmente por sus crímenes de guerra. Sin embargo, como bien comentaba hace unos días el expreso republicano Josep Busquets en un emotivo acto en el Monasterio de San Miguel de los Reyes de Valencia convertido en penal durante décadas, “Franco lo dejó atado y muy atado para que nadie juzgara su régimen, alzamiento y posguerra”. Una posguerra que dejó en España en 1940 más de 175.000 presos (hombres y mujeres) y cerca de 40.000 condenados a muerte.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Y GANÓ TRUMP

Tras escuchar, ver y leer análisis, la sorpresa no es la victoria de Trump como presidente de EEUU, sino que ésta genere sorpresa.

Servidora no ha pisado los EEUU ni una sola vez, ha visto varias películas, alguna serie, leído varios libros y estudiado algo de historia y aun así, me siento incapaz de analizar el electorado norteamericano.

Sin embargo, sí sé que ese país siente como real el sueño americano, existe un movimiento de extremaderecha llamado ku klux clan, vivieron el fin de la esclavitud en una Guerra Civil hace tan solo poco más de 150 años, casi el 80% de los más de 310 millones de habitantes que viven allí residen en suburbios….

En un país con un exacerbado espíritu patriótico, la pérdida de la identidad es uno de los argumentos que mejor sabe manejar el poder conservador.  El mismo poder que alude al proteccionismo, esa política económica que recordemos nace siempre tras crisis económicas y que ha fluctuado entre el auge y la decadencia desde hace siglos.

Esa doctrina que según Milton Spencer aplicó por primera vez en EUU, ¿casualidad?, el político referente de ¿el país más desarrollado? pero también el más joven, Abraham Lincoln que, según el prestigioso economista dijo en una ocasión: “Yo no sé gran cosa de aranceles. Lo que sí sé es que cuando compro una chaqueta de Inglaterra, yo me quedo con la chaqueta e Inglaterra con el dinero, mientras que si la compro en Estados Unidos, yo me quedo con la chaqueta y Estados Unidos con el dinero.».

Ése es el mismo país que ha votado esta noche a Donald Trump.

 Algunos ciudadanos seguro que no lo han hecho convencidos de sus ideas, pero sí del orgullo patrio tan fácil de exacerbar porque, ya sabemos que en momentos de declive, “la piel es de quien la eriza” y eso Trump, con su chabacanería y ordinariez, lo ha hecho y muy bien.

martes, 1 de noviembre de 2016

OT1, NUESTRO REENCUENTRO

Pues bien, ya hemos cantado, reído (cobra sí, cobra no) e incluso llorado, no por lo visto ayer en el concierto de OT, sino por el impacto emocional que supone comprobar que ninguno de nosotros es el mismo de hace 15 años. El tiempo pasa de forma inexorable.

La idea (comercialmente genial) de Gestmusic, de revivir la revolución que supuso el inesperado triunfo de un formato novedoso sobre un concurso musical ha sido tan exitoso como el fenómeno televisivo que se produjo (prueba irrefutable guste o no) en este país en noviembre de 2001.

La inocencia de un grupo de chavales aficionados y amantes de la música, que buscaban el sueño de subirse a un escenario y ser aplaudidos, reunió a muchísima gente ante la televisión allá por el 2001. Algunos jóvenes abandonaron temporalmente la soledad de la adolescencia (esa que te tenía horas encerradas en tu habitación estudiando, leyendo, escuchando música o hablando con amig@s por teléfono, en aquellos tiempos sin móviles ni uso generalizado de ordenadores domésticos) para sentarte en el salón junto al resto de la familia y ver cada lunes un programa de jóvenes aspirantes a cantante. Muchos incluso pasaron largas horas pendientes de las retransmisiones de las 24h, sin duda, lo mejorcito del éxito del programa.

Estaba todo milimetradamente cuidado. Los creadores dejaron poco espacio a la chabacanería. Había riñas de profesores por malos comportamientos, disciplina, trabajo y vida, mucha vida, de la real y no de la ficticia que prolifera en los realitys televisivos los últimos años.

 La personalidad con la que se diseñó OT1 emitía mensajes subliminales tan importantes como la necesidad de hacer deporte, ser puntual, leer, formarse y educarse en muchas más cosas de las que se pueden aprender en los libros pero extremadamente necesarias para afrontar la vorágine de una vida de adulto, que, como esos jóvenes, muchos de nosotros comenzábamos a atisbar con la salida del cascarón protector familiar.

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