sábado, 31 de diciembre de 2016

CÓMO SOBREVIVIR A LA NAVIDAD: Capítulo 3: NOCHEVIEJA

     Ya está aquí. Ya llegó. En unas horas cerramos el capítulo de vivencias correspondiente a 2016. Mañana será el momento de abrir una nueva etapa con el estreno del 2017. Dicen que el 7 es año de suerte, aunque esto de la suerte y la felicidad siempre es relativo y lo que sirve para unos parece que no es tan complaciente para  otros; aunque en el fondo, llegar a este día con fuerza, energía y SALUD, al fin y al cabo, es lo único importante.

 El resto va y viene.  Aunque poco parece que va a cambiar mañana domingo, por mucho 7 que se nos asiente en el calendario.

En principio, seguirá gobernando Rajoy y su política de recortes, Trump se acerca peligrosamente al despacho oval, los que tienen trabajo verán que la cuesta de enero no les llega para mucho, los emprendedores a preparar los papeles para el primer sablazo del año de Hacienda con el pago del IVA trimestral, los valencianos sin radio y televisión pública y muchos, muchos, a seguir buscando los motivos para intentar cada día superar obstáculos, saltar barreras, implantar un poco de civismo en el entorno y crecer en principios y valores de esos que deberían ayudarnos a vivir mejor a todos en sociedad.

Antes, eso sí, toca cumplir con todos los tópicos del día. Vestir de rojo en la ropa interior (sí la interior, por fuera parece que no importa tanto el color), limpiar la casa, abrir ventanas, enviar mensajes a toda la agenda,  brindar con un anillo de oro en la copa, quitar las pepitas de las uvas (importante evitar atragantarse con los primeros instantes del año) y sobre todo, esperar de pie el año. Más o menos como casi todo en la vida, esperar, pero de pie, para que si hay que coger esos trenes que pasen rápido no nos pille desprevenidos o relajados.

No, no me gusta este día. Nunca me ha gustado y no recuerdo haber participado conscientemente en ninguna fiesta de nochevieja. Jamás he vivido un 31 de diciembre discotequero, no he viajado en esta fecha a ningún lugar y ni tan siquiera la he compartido con los mejores amigos. Siempre me he negado a participar del jolgorio de decir adiós a algo, aunque ese algo sea un año no excesivamente bueno. Tal vez, mi desagrado general a las despedidas lo extrapolo  a desalojar de la agenda un número que nos ha acompañado 12 meses de nuestra vida.

El paso de los años ha acentuado esta sensación y afirmaría  que en esto de sobrevivir a las fiestas navideñas, superar la noche del 31 de diciembre sin lágrimas o pellizcos en el corazón es mi gran reto. No importa cuánto lo intente,  que disfrace mi emoción o vista mi sonrisa pizpireta, hoy me siento triste, nostálgica y, no tanto por los recuerdos, como por los vacíos y los silencios, los mismos que sentía ayer pero inevitablemente hoy parecen más dolorosos.

sábado, 24 de diciembre de 2016

CÓMO SOBREVIVIR A LA NAVIDAD: Capitulo 2: Los mensajes de washap

Sonido de gotas, pajaritos, trompeta, rin-rin, infinitud de onomatopeyas sonando estos días te anuncian que “tienes un mensaje” en tu móvil. Y ahí está la chorrada. Una tarjeta moña, una frase célebre (copiada y no firmada por su autor, por supuesto), un video musical, un deseo generalizado, algún chiste malo, una broma buena…

En definitiva, infinidad de mensajes de gente que apareció en tu terminal telefónico justo ahora hace un año (algunos incluso con la misma frase o imagen que te envían hoy), y que desde entonces no tenías constancia de su existencia… ni ellos de la tuya.

Los que detestamos la Navidad respondemos cortésmente con un “Gracias”, un “ok” o un “igualmente”, pero somos bastantes a los que el mensajito nos toca un pelín las narices. Son esas circunstancias que te muestran  que en esta vida la postura, la hipocresía y el cinismo son las reinas, incluso en estos días donde parece que el corazón se sensibiliza ante casi todo.

No es el consumismo el mayor de los pecados de estas fechas, es la hipocresía. Y, por desgracia, el washap, ha ayudado mucho a descubrir esta oscura realidad.

Desde hoy, prepárate para, de repente, contemplar que llega a tu teléfono mensajes de gente que desconocías tener en la agenda. Te saludan con una familiaridad que hace meses (cuando no años), no compartes con ellos. Te invocan con preguntas que llevan implícitas las respuestas para evitar así, tal vez, que entres en diálogo. “Cómo te va? Espero que bien, te deseo…..”  Ni se te ocurra decirles que no, que no estás bien, que esperas desde hace meses que te conteste un email, que te has cansado de mirar la pantalla del terminal pendiente de su respuesta a aquella llamada, que necesitarías de…. No, para todo eso no es el momento.   Hoy solo hay que desear FELIZ NAVIDAD, FELICES FIESTAS y….como mucho, enviar algún emoticono de respuesta, si no dispones del gracejo, las ganas o el ánimo para enviar algún gif o chiste.

miércoles, 21 de diciembre de 2016

EL FÚTBOL ES PASIÓN PERO QUÉ NOS ESTÁ PASANDO

El fútbol es ante todo pasión y por tanto, irracionalidad. Sin embargo, esta realidad no debería hacernos olvidar que, a pesar del mercantilismo, los intereses económicos, los lobby periodísticos, etc. el fútbol es un deporte y el deporte tiene unos valores de respeto que están envileciéndose con demasiada ligereza en los últimos tiempos.

La Carta Europea define el deporte como: “Todas las formas de actividades físicas que mediante una participación organizada o no, tienen como objetivo la expresión o la mejora de la condición física y psíquica, el desarrollo de las relaciones sociales o la obtención de resultados en competición de todos los niveles”.

No es baladí la inclusión en la definición europea de la frase “desarrollo de las relaciones sociales”, porque inevitablemente ésta lleva implícita la divulgación en la práctica deportiva de principios como el respeto, la honestidad, la convivencia, la educación, normas de ética y civismo tan necesarias en esta irracional sociedad del siglo XXI.

Sin embargo, analizar hechos que acontecen cada jornada en nuestro fútbol demuestra que la intransigencia y el fanatismo han convertido la pasión y el lícito forofismo en una exaltación de emociones insensatas, irrazonables e inadmisibles.

Los últimos días han ocurrido algunos hechos que me han llevado a sentarme hoy ante esta pantalla para vomitar la impotencia ante tanta intransigencia y compartir contigo, amigo lector, una reflexión.

Acepto que el fútbol no existiría sin rival, que el enfrentamiento es necesario, pero ello no significa convertir al contrincante en enemigo y a la confrontación en batalla.

Hoy Quique Sánchez Flores, entrenador del RCD Espanyol, ha tenido que pedir perdón por elogiar a quien es el mejor jugador del mundo, por abrazarse al final del partido donde su equipo era derrotado a futbolistas rivales.

¿Qué nos está pasando? ¿Pedir perdón por “herir” a aficionados pericos furiosos y ofendidos por saludar al rival?

Quique es un profesional, tal vez no sea perico de corazón pero seguro que cada derrota es un mazazo profesional porque, entre otras cosas, supone un pequeño fracaso personal del grupo que dirige y del que él es máximo responsable. 

Con más de 35 años en el fútbol como futbolista, comentarista y entrenador, Quique fue el domingo un ejemplo de deportista. Sufrió un duro varapalo deportivo, reconoció la inferioridad de su equipo, asumió sus errores, pero, en ningún momento perdió ningún valor ético por  felicitar al rival, abrazar a futbolistas del equipo contrario o elogiar al mejor jugador en la historia del fútbol.

viernes, 16 de diciembre de 2016

COMO SOBREVIVIR A LA NAVIDAD Capítulo 1: Las Cenas de Empresa

Ya están aquí. Su llegada se anuncia de forma estruendosa desde los albores del penúltimo mes del año, las luces inundan las calles  desde hace días y los muñecos de Papa Noel suben por casi todas las fachadas de infinidad de edificios y casas en el centro de la ciudad y en los barrios, donde hasta hay guirnaldas colgando desde los balcones.

Sí, señoras y señores, estamos inmiscuidos en las fiestas navideñas. En la radio se empecinan en programar los mismos villancicos que canturreabas desde niño, la televisión prepara su cartelera con la emisión de las mismas películas y los mismos especiales de cada año…, de todos los años.

Y tú, si eres de ese 44% de la población a la que no le gusta o le pone triste la navidad (según estadísticas publicadas esta misma semana) comienzas a sentirte enojado ante tanto empalago festivo.

Te irritas a cada sonidito de recepción de washap en el móvil de personas de las que no sabes nada desde hace meses (eso si tienes suerte, porque los hay que aparecen ahora con videos, emoticonos y buenos deseos, pero que no se han dignado a saludarte en ese mismo terminal desde las pasadas fiestas navideñas).

Te alteras porque la cola del supermercado está repleta de carros abarrotados de comida que tu estómago te impide ni tan siquiera probar.

Te enfadas por no disponer del dinero que te “exige” el materialismo intrínseco que acompaña esta época extremadamente consumista.

lunes, 5 de diciembre de 2016

MY FRIEND.....IMRESCINDIBLE

La vida sigue transcurriendo inefablemente y cada día te suceden cosas, conoces gente, descubres afectos, llegan adioses, aprendes lecciones, resuelves dudas, nacen sentimientos, pero siempre, siempre, evolucionas, emites y produces permanentemente. Entre tanto cambalache, la noria de la vida convierte siempre a algo  alguien en imprescindible, no porque la vida te obligue a ello, sino porque son esos momentos, lugares o personas que siempre reconfortan, calman o fortalecen para equilibrar los vaivenes del alma y el espíritu.
Todos recurrimos a ell@s, aunque a veces son las vicisitudes de la vida la que te los acerca o aleja según necesites de ell@s para crecer interiormente.
Son varios los eruditos que indican que es el individuo en su soledad de sí mismo quien ha de aprender. La compañía es necesaria desde que antropológicamente el ser humano es un ser social; no obstante, indican estos estudiosos, ésta no debe convertirse en muleta dependiente que condicione el desarrollo personal.
En este sentido, los padres no pueden modelar el entorno de sus hijos en extremo construyendo a su alrededor una urna de oro inmaculada sin problemas, preocupaciones ni heridas. Todos debemos disponer de la libertad de errar, asumir dolor, generar alegrías y construir nuestras esperanzas. Al fin y al cabo, solo nuestro comportamiento y emoción definirá nuestro carácter siempre singular, siempre único, porque nadie es repetible.
Por eso, aunque se empeñe la psicología en reiterar que nadie es imprescindible para nadie, personalmente prefiero aceptar la afirmación si se completa con un “aunque todos somos irrepetibles”.
En mi proximidad (aunque supongo que ocurrirá a la casi totalidad de los aquí lectores), sí hay gente imprescindible. Son esas personas que escalan todas las murallas que, en ocasiones, tendemos a construir a nuestro alrededor, por voluntad propia, coyunturas indomables o circunstancias adversas; son aquellas que encuentran el sendero de ese refugio convertido en cueva donde huimos en épocas de vagar perdidos; son las que siempre están porque mantienes con ellas vínculos emocionales que se manifiestan públicamente en mayor o menor medida, aunque se anidan perennemente en el rincón del alma que nos regala el aire en épocas de asfixia.
Ellas son la alegría, la muleta, el apoyo y el sostén, porque, de la misma manera que hay lugares donde siempre eres feliz, hay gente especial, única y singular con quien siempre eres feliz, porque sí, son imprescindibles, especiales e irrepetibles…..
 
A mi AMIGA "MONI", imprescindible, especial e irrepetible!!!!!
GR+
GRÀCIES! MERCI! THANKS!

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