Con la fiebre consumista, los
nervios desquiciados por las colas soportadas en los centros comerciales los
últimos días, el estrés de una agenda repleta de actividades por eso de “distraer
a los niños” en una época donde todo parece especialmente enfocado y diseñado
por ellos y para ellos, llegamos a la noche del 6 de enero y cerramos las
fiestas navideñas.
Los más saturados por el espíritu
navideño a estas horas ya hemos devuelto la decoración de la casa a su hábitat natural.
Se acabaron las guirnaldas, las figuritas del Belén ya no ocupan el espacio en
el mueble del salón, las sillas vuelven a su lugar arrebatado el último mes por
un artificial abeto repleto de adornos.
Todavía queda algún confeti en la
alfombra que se ha resistido a la aspiradora, alguna pieza de turrón en la
cocina pero, puesto que concluyeron los excesos gastronómicos y las prisas por
volver a la rutina se han apoderado también de nuestro desequilibrado estómago,
para comenzar la desintoxicación cuanto antes, lo mejor será hoy evitar más
castigos digestivos e ir a dormir con tan solo una pieza de fruta como cena.
Con mayor o menor esfuerzo, hemos
logrado sobrevivir a la Navidad y afrontar la vuelta a la rutina sin excesivos
desequilibrios emocionales, inestabilidad en el estado anímico y nostalgias plañideras. Hasta nuestro teléfono
móvil está mucho más tranquilo, apenas ha vuelto a sonar desde anoche, ahora solo
falta disponer de un poco de tiempo para borrar las imágenes, gifs y chistes
absurdos recibidos y recuperará por completo su estado natural.
Finalizaron los tambaleos
sentimentales que, por mucho que te empeñes, origina el mes de diciembre en
muchos corazones.
Sin embargo, una nostálgica mirada atrás nos
descubre que no está mal esto de sumar navidades a nuestro libro de vivencias, todo
lo contrario. Un año más, cerramos el capítulo navideño con el privilegio de
haber compartido momentos, comidas y conversaciones con TODA nuestra gente
querida. Hemos sido capaces incluso de asumir el síndrome de Peter Pan unas
horas y haber creído en los Reyes Magos para asumir con ilusión que es el momento de afrontar nuevos retos. ….Porque
en el fondo, esto de vivir una nueva navidad es el regalo de sumar a nuestro
libro de experiencias un nuevo tiempo vivido.