Sinceramente no sé qué tiene el deporte, ni qué tipo de
adrenalina, endorfina u hormona de la felicidad consigue generar en el
aficionado cuando se consigue una victoria épica o se conquista un título para provocar
unos sentimientos indescriptibles y un nivel de enajenación que, de verdad no oso
conocer ni describir.
Ante esa amalgama de emociones, que oscila entre la alegría jubilosa
y las lágrimas, he vuelto a sucumbir esta tarde-noche del 16 de junio de 2017 presenciando
cómo se proclamaba, por primera vez en su historia, Campeón de Liga ACB, el que para mí, siempre
será PAMESA VALENCIA, hoy para todos Valencia Básket.
Hace años que dejé de ser socia y algunos menos que no acudo
a la Fonteta. Tampoco tantos, porque, a pesar de finalizar bruscamente el
ejercicio activo como periodista deportivo del que gocé durante dos décadas,
seguí acudiendo con mi sobrino puntualmente a presenciar los partido de un
equipo que se acomodó en el desván de mi corazón hace casi 30 años.
Hace 27 temporadas (la campaña 1990/91), todavía adolescente ilusionada
(e ilusa aspirante a ejercer un periodismo que la vida me ha demostrado era utópico),
mientras soñaba con ejercer la que, sin embargo, sigo considerando, como
definía el añorado García Márquez, “la mejor profesión del mundo”, me convertí
en aficionada de aquel Pamesa de Indio Díaz, Salva Díez, Brad Branson, Wood o Sergio Coterón, que dirigido por el
técnico J.Antonio Figueroa (protagonista
de mi primera entrevista pseudoprofesional en 1990 cuando en segundo curso de
mis estudios de CC.de la información el profesor de redacción periodística nos
pidió entrevistar a un personaje público para poner en práctica toda esa teoría
que, los años te demuestran, sirven para bien poco) irrumpía sigilosamente en
la élite del baloncesto nacional para cohabitar con los grandes que ese momento
eran Estudiantes, Joventut, Breogán, TAU, CAI Zaragoza, Real Madrid o Barcelona
de la mano del único responsable que esta ciudad del Turia tenga un conjunto de
básket, Juan Roig.
Sin pretender abrir el libro personal de vivencias con nostalgia,
es inevitable que aquellos momentos,
junto a los vividos ya como profesional al lado de compañeros de profesión en Ràdio 9 como
Carles Baixauli, Artur Balaguer, Damià Vidagany o incluso Luis Urrutia, quien
durante varios años fue mi jefe directo y quien, a pesar de las desavenencias personales
posteriores esta tarde en el capítulo de recuerdos también ocupa un lugar
protagonista en mi emoción, hoy estén pellizcando mi corazón y haciendo brotar,
de forma inesperada, incluso para mí, unas lágrimas emocionadas ante la soledad
de una pantalla de televisión (me ha resultado imposible conseguir una entrada).
El València Basket, el PAMESA es CAMPEÓN DE LIGA en un
deporte donde los principios y valores que lo singularizan son la solidaridad,
el compañerismo y el espíritu que hace grande a eso que es característico del
baloncesto: esfuerzo, superación, sacrificio, constancia pero también y sobre
todo respeto.
Dicen que revelar sentimientos es desnudar el alma.
Sinceramente, no me importa mucho hoy mostrar mi emoción porque jamás debería
ser censurable mostrar las sensibilidades y los afectos y romper el rigor obsesivo
que, en demasía, deshumaniza a las personas.
Extraer lo memorable de los días es lo que nos hace escribir
nuestro libro de vida con capítulos singulares. Y singular, porque han tenido
que pasar 30 años, es que el conjunto valenciano de baloncesto sea proclamado
mejor equipo de la máxima competición baloncestística nacional.
Por eso, no siento sonrojo por plasmar en palabras mi sentir.
Esta vez no existe pudor, esta noche, quiero quedarme con lo memorable de un
triunfo conmovedor de un equipo, que en la figura de una persona, que hoy
seguro debe estar bañando en lágrimas su rostro, Dani García Rausell, me abrió
las puertas a una pasión, la mía por el baloncesto.
Esa pasión que hoy se
ha desbordado para dejarme un recuerdo excelso y una alegría inmensa trasladada
en lágrimas al escuchar la voz de mi sobrino (quien con casi 10 años hoy, pero que con apenas 3 ya tenía a PAM como
mascota y era mi “acompañante” en la Fonteta) escucharlo verbalizar lo que
hasta ese momento estaba presenciando y sintiendo “tía, qué fuerte, el Valencia
Basket CAMPEON”.
Sí, Pau, CAMPEÓN, EL VALÈNCIA BÀSKET CAMPEÓN DE LIGA 2016/17!!!
¡¡ENHORABUENA!!