Hace unos años escribía (4 de marzo de 2014) que en Españano funcionaban las primarias, pero muchas cosas han cambiado en política los 3
últimos años, aunque el ciudadano perciba que todo sigue igual y lo único que
varíe es el color de los partidos que entran en papeleta.
Ayer tuve la oportunidad de ver (uno en directo, otro en diferido)
dos personalidades y proyectos totalmente antagónicos. En un partido que ha
presidido más de la mitad de los años de la democracia de este país tras el
franquismo, no deberían cuestionarse las ideas, la ideología ni los valores,
pero, no nos engañemos, es eso lo que está en juego en el proceso que, hace
meses, inició el Partido Socialista en España.
La foto era opuesta y antagónica. En una imagen los jefes de
ayer y antesdeayer, las figuras que pasean el nombre del partido de forma
internacional, expresidentes de gobierno, pero también estaban sentados en
primera fila, consejeros de grandes grupos mediáticos, consejeros de empresas
del IBEX, personajes “imputados o procesados”. Porque, no nos engañemos, ÉSE es el PSOE de hoy, ése es el PSOE que se
abstuvo para facilitar de nuevo el poder a Mariano Rajoy. Sí, Rajoy era el candidato
con mayor número de escaños y ganador de votos en la urna, pero hubiera tenido
que torear y aprender a dialogar más si no hubiera dispuesto el PP la “ayuda” de socialistas herederos de muchas
víctimas de las políticas sociales, económicas y laborales marcadas por las
decisiones políticas de la organización conservadora.
El argumento sigue siendo nimio, “se puede gobernar desde el
Parlamento” y apretar a los populares, “obligarles” a modificar leyes, pero no
nos engañemos, como dijo ayer Pedro Sánchez, “se gobierna desde la Moncloa” y
ahí no está ni el PSOE ni Podemos ni tan siquiera Ciudadanos, manejados cuan
titiriteros por los malabarismos maestros de Rajoy.